¿Qué es el Índice de Precios de Consumo y cómo afecta al alquiler?

El Índice de Precios de Consumo, o IPC, es uno de los indicadores económicos más mencionados en el día a día de la economía española. Es un indicador que sirve para hacerse una idea orientativa de cuánto han subido o bajado los precios de aquellos productos y servicios que necesitamos para desarrollar nuestra vida con normalidad.

Esta idea orientativa se alcanza gracias a la medición precisa del precio de una serie de precios. Cuando lo analizamos en conjunto con otras medidas, como la evolución de nuestro salario o ingresos, podemos hacernos una idea de qué está pasando con nuestro poder adquisitivo, es decir, si con lo que cobramos ahora podemos comprar más, o menos, que lo que podíamos comprar hace varios meses, años, o décadas.

¿Por qué es tan importante el índice de Precios de Consumo?

Si bien queda claro que siempre es útil tener información clara y comprensible de cualquier aspecto de nuestras finanzas, el Índice de Precios de Consumo cobra una gran importancia debido a que se utiliza en diversos aspectos importantes de nuestra economía.

Por ejemplo, el IPC se utiliza para revalorizar las pensiones y salarios que ahí lo hayan marcado. Es común que algunos trabajadores tengan reflejado en su contrato una cláusula de subida en relación al IPC. Esto es, por ejemplo, que si el IPC sube un 3%, tu salario subirá también un 3% para que, de facto, no pierdas poder adquisitivo.

Además, el IPC se utiliza para actualizar deudas, estimar el costo de la vida y evaluar la inflación. Es un indicador que, desde su creación y extensión, ha supuesto un antes y un después a la hora de evaluar problemas cruciales como la inflación o la pérdida de poder adquisitivo. Sin el IPC, sería mucho más difícil saber si este año nos costará todavía más adquirir los mismos productos o contratar los mismos servicios que el año pasado.

¿Qué bienes o servicios se incluyen en el cálculo del Índice de Precios de Consumo?

Una de las principales críticas hacia el IPC a nivel internacional, es que no contempla todos los precios que existen dentro de cada economía nacional, aunque esto es algo que la mayoría de encargados de evaluar el IPC (en nuestro caso el INE) creen mecanismos para que sea lo más fiel posible a la realidad.

Los factores que se tienen en cuenta, en orden de mayor a menor peso dentro de la ponderación:

• Alimentación y bebidas no alcohólicas (19,2%)
• Transporte (14.4%)
• Hoteles, cafés y restaurantes (13,9%)
• Vivienda (12%)
• Ocio y cultura (8,6%)
• Otros (7,8%)
• Medicina (5,8%)
• Menaje (5,3%)
• Vestido y calzado (3,9%)
• Bebidas alcohólicas y tabaco (3,8%)
• Comunicaciones (3,3%)
• Enseñanza (1,9%)

El IPC se publica cada mes en la web del INE, y se calcula a partir de los nuevos bienes y servicios del mercado que más se vayan consumiendo, eliminando a su vez aquellos productos y servicios que menos relevancia tienen para la población española.

El IPC no solo refleja las subidas de precios, sino también las bajadas, con lo que podemos hablar de un IPC positivo (suben los precios) o negativo (bajan los precios). En caso de que los precios suban, hablamos de inflación, y en caso de que bajen, de deflación.

Debido a su periodicidad, podemos calcular la variación mensual y también anual, comparando con el mismo mes del año anterior. Además, el IPC se calcula de forma conjunta en todo el territorio español, con lo que nos sirve para comparar las subidas y bajadas de precios con otros países.

El IPC y el alquiler

A la hora de subir el alquiler a sus inquilinos, un casero no puede hacerlo de cualquier forma. De acuerdo con la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU), el precio del alquiler debe actualizarse de una forma muy específica, la cual está íntimamente ligada al IPC.

De acuerdo con la LAU, el precio del alquiler se puede actualizar cada año si se ha pactado de forma expresa, ya sea mediante contrato escrito o verbal. En caso de que se haya indicado cómo se actualizará, se deberá seguir ese método, pero en caso contrario se utilizará el índice de Garantía de Competitividad (IGC).

En caso de que no existiese el mencionado pacto de forma expresa, no se podrá subir el precio del alquiler mientras dure el contrato del mismo.

Actualización del alquiler con el IPC

Pese a lo mencionado, lo más habitual es que para actualizar el precio del alquiler se utilice el IPC, especialmente con la variación anual correspondiente a dos meses antes de que se revise el precio. Hablamos de dos meses porque el IPC se publica a mitad de mes, y el del primer mes anterior a la revisión no sirve, ya que se debe comunicar al inquilino con una antelación de al menos dos meses.

Veamos un caso práctico para entender mejor cómo funcionaría la subida.

Si pagas un alquiler de 1000€ al mes y se renueva el contrato cada año, tu casero puede contactarte (al menos dos meses antes de renovar) para informarte de la subida del alquiler.

Si el IPC ha subido un 2% desde la última firma del contrato, deberemos sumar el 2% del último precio acordado (1000€), que en este caso sería 20€. Actualizando el alquiler acorde al IPC, el nuevo alquiler será del 1.020€.

¿Cuánto sube normalmente el IPC?

Pese a que hayamos vivido años muy turbulentos en relación al IPC, principalmente causados por la pandemia de COVID 19 y la Guerra de Ucrania, el Banco Central Europeo afirma que una evolución sana del IPC es un aumento del 2% anual.

Pese a que pueda parecer que lo ideal sería que el IPC fuese negativo (es decir, que los precios bajasen), el problema de esto se encuentra en que normalmente hablaríamos de un proceso de deflación, síntoma de una crisis de crecimiento económico.

Sin embargo, la clave de una economía saludable para los trabajadores es que los salarios crezcan más rápido que el IPC, algo que por desgracia no se ha producido en las últimas décadas, especialmente cuando tenemos en cuenta cuestiones como el precio de la vivienda o del alquiler.