
Con el paso de los años, el mercado financiero continúa modernizándose y volviéndose más complejo, siempre adaptándose a las nuevas realidades de cada momento económico. El capital, es decir, el dinero que se utiliza para invertirlo con la intención de obtener una ganancia, y una de las formas más antiguas es sin duda la del lending.
Sin embargo, a lo que hoy se denomina lending en la jerga financiera ha adquirido una serie de características que vamos a tratar en este artículo, ya que se trata de un concepto diferenciado que está cobrando mucha relevancia en el mundo financiero en los últimos años, especialmente desde la crisis de los activos tóxicos.
¿Qué significa lending en inglés?
Antes de entrar a tratar el tema principal del artículo como corresponde, es importante que realicemos una aclaración para evitar confusiones. Si bien la traducción literal del término inglés lending al castellano es préstamo o crédito, ya que el verbo lend es literalmente prestar o dejar, lo cierto es que cuando escuches el término lending en un contexto financiero, puede que haga referencia a algo mucho más específico.
¿Qué es el lending en el mundo financiero?
La confusión que hemos mencionado procede, principalmente, de que el término lending viene utilizándose en el mundo anglosajón (y por tanto, inevitablemente también en el nuestro) para referirse a los préstamos entre particulares, es decir, préstamos en los que no interviene un banco tradicional o una entidad de crédito.
Dentro de este concepto del lending podemos encontrar distintos tipos, como los préstamos particulares (que ya tratamos en otro artículo recientemente), el direct lending (probablemente el más popular), y otras modalidades como el lending crowdfunding.

En general, todas estas formas de financiación conocidas como lending son, en esencia, préstamos de dinero en los que no interviene una institución bancaria, algo que suele hacerlos más sencillos y rápidos de formalizar en ocasiones, además de no estar sujetos a regulación por parte de las autoridades, como en nuestro caso podría ser el Banco de España.
¿Por qué existe?
Llegados a este punto, una de las preguntas más naturales que puedes plantearte es… ¿por qué existe el lending? ¿Qué ventajas ofrece para el prestamista y el prestatario esta modalidad de préstamo? ¿En qué se diferencia de los préstamos bancarios o de las financieras especializadas en préstamos personales?
El primer motivo de que exista el lending, sin duda alguna, lo podemos encontrar en la crisis financiera de 2008. Dicha crisis, causada en gran parte debido a las arriesgadas prácticas del sector bancario (y la falta de regulación y supervisión gubernamental sobre el mismo) dio lugar a un periodo del que aun no hemos salido, en el cual las instituciones bancarias han endurecido enormemente las condiciones para conceder préstamos.
Desde la resaca que siguió a dicha crisis, el sector bancario ha optado por un modelo de préstamos menos arriesgado, en el que tienen acceso a tipos de interés más bajos, pero con la garantía de que si el prestamista no puede pagar, el banco se quedará con el inmueble, y este inmueble debe ser valorado a conciencia para asegurarse de que no conceden una hipoteca por encima del valor real de dicho inmueble.
Por ejemplo, se acabaron las hipotecas de 300.000€ por un inmueble que tiene todas las papeletas de desplomar su valor de mercado hasta los 200.000€ si explotase una hipotética burbuja inmobiliaria, pero especialmente se acabaron las hipotecas para clientes con un perfil crediticio que no sea increíblemente sólido.
Financiación privada cuando no hay préstamos bancarios
Al igual que las fintechs han ocupado un nicho de mercado surgido a raíz de los rigurosos filtros de la banca, especialmente en relación a los préstamos personales pequeños, el lending se ha convertido en una opción muy interesante para muchas empresas a la hora de obtener financiación, especialmente si hablamos del direct lending.
El direct lending, o préstamo directo en castellano, es una forma de financiación que se realiza directamente de una empresa a otra, sin la intermediación de una entidad bancaria. La empresa que recibe el dinero puede ser de cualquier tipo, pero la entidad que presta el dinero suele ser habitualmente un fondo de deuda o un fondo de capital riesgo.

Suele ser un tipo de financiación mucho más adaptada a las condiciones concretas de cada empresa. En lugar de contar con unos protocolos genéricos que se aplican a todos los clientes, habitualmente se realiza una auditoría para analizar no solo que el préstamo valga la pena o el tipo de interés y plazo, como en el caso de los préstamos bancarios, sino que además se pueden aplicar otras condiciones muy especiales.
Entre estas condiciones podemos encontrar la adquisición de un paquete de acciones, un porcentaje de las ganancias futuras, cierto control sobre la empresa, etc. Además, el direct lending suele moverse en unos plazos de entre 3, 5 y 7 años, y no es raro que se produzcan amortizaciones anticipadas.
El direct lending suele tener unos tipos de interés más elevados. En los últimos años el direct lending ha tenido una rentabilidad promedio del 9,5% en EEUU, mientras que las hipotecas comerciales se han situado en un 4,0%, y los bonos del tesoro a 10 años en el 3,7%.
Diferencias entre el lending de fondos de deuda y fondos de capital riesgo
Si los dos principales protagonistas del direct lending son los fondos de deuda privados y los fondos de capital riesgo, ¿qué es lo que los diferencia? ¿Suelen realizar el lending de la misma manera? Lo cierto es que podemos encontrar algunas diferencias entre unos y otros al realizar este tipo de operaciones.
Por un lado, los fondos de deuda suelen centrarse en obtener ganancias a través de los intereses, es decir: no suelen buscar tomar ninguna clase de control sobre la gestión del negocio. Simplemente realizan un préstamo de dinero con un plazo marcado y unos intereses.
Por el otro lado, los fondos de capital riesgo suelen estar interesados en prestar dinero, pero no solo buscan intereses, sino principalmente tomar parte en el control de la empresa a la que están financiando.
Además, debido a esto los fondos de deuda privados suelen centrar su atención en empresas ya consolidadas y con buenas expectativas, mientras que los fondos de capital riesgo abren su abanico también a pequeñas y medianas empresas, e incluso a particulares que acaban de fundar una startup, aportándole su know-how al proyecto pero también asumiendo más riesgos.
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