
¿Vives con tu pareja o algún familiar? ¿Compartes piso con alguien? ¿Tienes una empresa en la que necesitas que algún empleado realice pagos a nombre de la empresa? Si la respuesta a alguna de esas preguntas es sí, deberías hacerte la siguiente pregunta: ¿Me interesa una cuenta conjunta?
En este artículo vamos a tratar en detalle qué es una cuenta conjunta, cómo funciona, qué tipos existen y qué ventajas y desventajas existen, porque lo cierto es que se trata de una herramienta financiera muy útil en algunas situaciones.
Eso sí, también cuentan con sus propios peligros, por lo que es fundamental que tengas muy claro cómo funcionan y cuáles son sus puntos débiles, evitando así meterte en problemas innecesarios.
Como siempre, en Financiar24 apostamos por mejorar la educación financiera a través de un lenguaje sencillo y comprensible, alejado de tecnicismos innecesarios, para que puedas entender de la forma más eficiente posible cómo mejorar tus finanzas personales.
¿Qué es una cuenta conjunta?
Una cuenta conjunta es una cuenta bancaria con dos o más titulares, que en este caso se denominan cotitulares, ya que comparten la cuenta.
En la mayoría de casos (aunque explicaremos los otros), los cotitulares tendrán los mismos derechos y responsabilidades sobre el saldo, así como actuar a su antojo con todo el dinero de la cuenta.
La mayoría de estas cuentas están a nombre de matrimonios, aunque no es extraño ver su utilización entre compañeros de piso que quieren tener una cuenta compartida a la que se realice el cobro del alquiler, luz, agua y otros gastos recurrentes compartidos.
Además, algunas familias incluyen como cotitulares a sus hijos, aunque en este caso se hace mediante el tipo de cuenta subordinada.
Tipos de cuenta conjunta y sus distintas ventajas
En España se utilizan principalmente 3 tipos de cuenta cojunta, las cuales tienen sus propias particularidades en relación a los derechos y responsabilidades de cada cotitular.
Mancomunada, la opción de las empresas
Pese a que con frecuencia nos refiramos a esta cuenta sencillamente como conjunta, para evitar confusiones vamos a utilizar su otra denominación, que es la de cuenta mancomunada.
La cuenta mancomunada se utiliza frecuentemente en el ámbito empresarial para realizar pagos asociados al negocio. Un ejemplo podría ser el propietario de un bar, que decide delegar a un encargado (o gerente) el pago a los proveedores de bebidas, alimentos, etc.
Las cuentas mancomunadas se caracterizan por requerir la autorización del titular principal para hacer pagos, retirar dinero o contratar servicios. Se pueden establecer límites, como por ejemplo 500€ a la semana, para evitar que cualquier persona con acceso a la cuenta la vacíe sin permiso del titular principal.
Solidaria, la opción de las parejas
Una cuenta solidaria (o indistinta) es lo que la mayor parte de las personas siempre ha denominado como cuenta conjunta. Los dos titulares pueden utilizar la cuenta como si fuese propia, y esto incluye el 100% de los fondos.
Esto proporciona un nivel de flexibilidad muy conveniente, ya que es muy útil a la hora de hacer frente a los numerosos gastos de las familias.
Pese a que siguen siendo muy útiles, hay que recalcar que una cuenta solidaria en el ámbito de las parejas es ahora menos necesaria que antes. Esto se debe a que, hasta hace poco, si tenías que ir a comprar material escolar para tus hijos y tu cuenta estaba ya en números rojos, pedirle a tu pareja que te hiciese una transferencia instantánea era sencillamente imposible.
Este inconveniente se ha resuelto recientemente con la aparición de medios de pago instantáneos, entre los que destaca el vanguardista (Bizum) o las novedosas transferencias inmediatas, gratis de forma obligatoria debido a la reciente regulación europea.
Subordinada, para padres e hijos
Una cuenta subordinada es una cuenta en la que existe una «jerarquía». Es decir: hay titulares de nivel superior y titulares de nivel inferior.
Los titulares de nivel superior pueden operar con la cuenta de la forma en que consideren, como si fuese una cuenta individual, pero los titulares de nivel inferior necesitan permiso de un titular superior para poder realizar cualquier operación, como un pago online o retirar dinero.
Este tipo de cuenta se ha utilizado muchas veces para dar la posibilidad a menores de edad (o hijos) de tener acceso a dinero familiar, pero de una forma controlada. Gracias a los avances tecnológicos este tipo de cuenta se puede utilizar de una forma mucho más ágil que antaño, ya que ahora se puede conceder la autorización de forma inmediata a distancia, a través de la aplicación móvil del banco.

Desventajas de las cuentas conjuntas
Al explicar los distintos tipos de cuentas conjuntas ya hemos dejado claro cuáles son las ventajas de cada tipo, pero… ¿Tienen desventajas las cuentas conjuntas? La respuesta, como ya imaginarás, es sí. Veamos cuáles son.
Si una cuenta conjunta puede ser una cuenta en la que otras personas tienen control sobre tu dinero, eso crea una serie de escenarios en los que esto puede ser un problema.
Entre estas situaciones, la primera que se nos viene a la cabeza es, sencillamente, que una de las personas con acceso al dinero actúe de forma irresponsable e incluso de mala fe. Otorgarle control sobre nuestro dinero a otra persona es siempre un riesgo que debe calcularse en relación a las ventajas de compartir la cuenta.
Si bien la mala fe en estos casos es menos frecuente, en algunos casos puede que compartamos nuestra cuenta con alguien que tiene problemas de gestión financiera, como por ejemplo un problema de apuestas en años recientes, o quizás problemas relacionados con la realización de grandes compras impulsivas, etc.
Sin embargo, eso no es todo. Aunque estemos seguros de que la otra persona nunca actuaría de mala fe, lo cierto es que existen más situaciones en las que una cuenta compartida puede presentar desventajas.
Una persona que tenga problemas de salud financiera, como por ejemplo deudas pendientes, puede suponer también un buen número de escenarios peligrosos, incluyendo el embargo total de los fondos en la cuenta.
Alternativas a las cuentas conjuntas
Existen distintas alternativas que puedes utilizar si una cuenta conjunta no encaja con tu situación actual o la de las otras personas involucradas. Actualmente existen aplicaciones financieras especializadas en compartir gastos, como Splitwise, muy utilizadas entre compañeros de piso para hacer frente al alquiler y otros gastos relacionados con el inmueble.
Recuerda que las cuentas conjuntas son cuentas pensadas para hacer frente a los gastos compartidos, con lo que siempre será recomendable que destines la parte de tus ingresos que se necesiten en esa cuenta, y conserves tu dinero personal en una cuenta individual.
Conclusión
Las cuentas conjuntas son una herramienta financiera muy útil para determinadas situaciones, y cuentan con ciertas ventajas respecto al efectivo, como la cobertura del Fondo de Garantía de Depósitos (FGD).
El FGD cubre, en caso de quiebra del banco o similares, hasta 100.000€ por persona. Eso quiere decir que si tuvieses 180.000€ en el banco en una cuenta compartida por dos personas, y el banco quebrase, el FGD seguiría cubriendo la totalidad de vuestro dinero, mientras que si tuvieses 180.000€ en tu cuenta individual perderías 80.000€.
Sin embargo, recuerda que las cuentas conjuntas no son recomendables para todo tipo de situaciones, al igual que prácticamente cualquier herramienta financiera.
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