
El endeudamiento es una pieza fundamental del funcionamiento del sistema capitalista. La deuda, y en este caso la deuda pública, es una herramienta muy útil para estimular la economía. Sin embargo, en el último lustro se vienen repitiendo las advertencias de analistas financieros en relación a una posible crisis de deuda, pues todo apunta a que se está produciendo una nueva acumulación, aparentemente, descontrolada.
Si bien tras la crisis de los activos tóxicos se produjo una crisis de deuda en la Unión Europea, en este caso el fenómeno podría ser más grave y generalizado, una crisis mundial resultado de unos niveles de deuda insostenibles que afectan a muchos países.
Entre los principales candidatos a desencadenar la crisis de deuda se está señalando a Italia, Estados Unidos, Francia o Japón, pero también España. Algunos de estos casos, como el de EEUU o Japón, son especialmente preocupantes debido a su peso en el ecosistema financiero mundial.
Para empezar a ilustrar la magnitud del problema, EEUU tiene una deuda superior al 120% de su PIB, más de 34 billones de dólares… y la deuda sigue aumentando.
¿Qué es una crisis de deuda?
Cuando hablamos de una crisis de deuda, habitualmente nos referimos a una crisis de deuda pública o crisis de deuda soberana.
Esto, en términos sencillos, quiere decir que un Estado es incapaz de hacer frente a las deudas que ha contraído para hacer frente a su gasto anual, que estaría por encima de su recaudación.
Esta situación de sobreendeudamiento es a grandes rasgos similar a la situación que puede tener cualquier individuo. Si un individuo acumula demasiados préstamos para poder hacer frente a los pagos, tendrá que devolver ese mismo dinero así como una serie de intereses al prestamista. En ocasiones, si no se ha evaluado correctamente la capacidad de pago, o incluso si se hizo pero el individuo ha perdido fuentes de ingresos, o aumentado sus gastos… Es posible que no sea capaz de hacer frente a los pagos de la deuda. Es en este momento cuando hablamos de un individuo sobreendeudado.
El mismo fenómeno puede darse no solo en un individuo, sino también en una empresa o en el propio Estado, y como es natural, las consecuencias para la sociedad son mucho más graves que si el sobreendeudado es un individuo particular. Especialmente graves cuando el Estado que puede sufrir una crisis de deuda es parte fundamental de la estabilidad del actual equilibrio financiero mundial, como EEUU.

Por qué se habla de una posible crisis de deuda internacional
El incremento gradual de la deuda pública no se limita a cuatro o cinco países, ni hablamos de cifras moderadas. Actualmente existe una deuda pública mundial cercana al 95% en relación al PIB, lo cual significa que si todos los Estados del planeta dejasen de tener gastos durante un año completo, la suma del Producto Interior Bruto de todos los países del mundo, combinados, apenas alcanzaría para resolver la deuda que los Estados del mundo han contraído.
El Fondo Monetario Internacional considera que la deuda podría pasar de este 95% al 117% del PIB en 2027. Sí, solo en dos años.
El FMI no es el único en advertir de los riesgos. La OCDE nos da más contexto sobre el problema al arrojar luz sobre un dato preocupante: Los Estados no estaban siendo capaces de hacer frente a la deuda, con lo que han refinanciado una parte de la deuda con unos intereses todavía más elevados, para compensar así a los prestamistas por el riesgo adicional de impago que están asumiendo.
¿Qué consecuencias puede tener una crisis de deuda?
Un alto endeudamiento del Estado son un problema que se perpetuará en el futuro, ya que cuantos más intereses tengamos que pagar y más tiempo tardemos en devolver la deuda, más difícil será estimular la economía para acabar con esta situación de endeudamiento, pensada en un inicio como estímulo, y convertida ahora en un lastre que amenaza con hundirnos.
A medida que crece la deuda, esta va comiéndose un mayor porcentaje del presupuesto público, y esto acaba repercutiendo directamente sobre todo el sistema económico, pero especialmente graves son los efectos sobre amplias capas de clase trabajadora.
La agencia de las Naciones Unidas para el Comercio y Desarrollo (UNCTAD), advierte de que en caso de una crisis de deuda los Gobiernos se ven obligados a priorizar el pago de la deuda antes que los servicios públicos y las inversiones. […] Las escuelas carecen de fondos suficientes, los hospitales carecen de suministros y la infraestructura se desmorona. Sin embargo, debido a la ineficiencia y los altos costes de los mecanismos de renegociación de la deuda, la mayoría de los Gobiernos evitan el impago a toda costa. […]
Japón, el posible detonante de la bomba estadounidense
Múltiples analistas financieros comienzan a señalar la creciente posibilidad de un escenario en el cual esta crisis de deuda mundial arrancase con un efecto dominó desde Japón hacia EEUU, y desde ahí, al resto del mundo.
El mercado de bonos de Japón está creando las condiciones para que la terrible situación fiscal estadounidense termine por explotar, de acuerdo con Albert Edwards, analista del prestigioso banco internacional Société Générale.
La principal causa de esto la podemos encontrar en la desaparición paulatina del carry trade a partir de préstamos japoneses. El carry trade ha estado inyectando enormes cantidades de capital en el sistema de bonos de Estados de todo el mundo, pero con la desaparición en el último año de la posibilidad de ejecutar el carry trade en yenes de forma eficiente, el capital japonés se está quedando en casa.
Estos bonos provenientes del carry trading en yenes venían apuntalando desde hacía décadas la deuda pública de los Estados de todo el mundo, que ahora deberán enfrentarse a mayores problemas para encontrar gente que compre sus bonos del tesoro, y por tanto se enfrentarán a un tipo de interés mayor.
Desde la Universidad de Pensilvania los analistas consideran que la situación se volvería inasumible en el momento en que la deuda superase el 200% del PIB, aunque si se rompiese la confianza de los inversores, es posible que la crisis de deuda estallase mucho antes.
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